“Estamos aquí porque acompañamos el dolor de esos padres. Tienen que ser condenados a perpetua los autores. No queda otra”, sintetizó Laura Herrera, una de las tucumanas que decidió marchar por la plaza Independencia para pedir justicia por Fernando Báez Sosa, el joven que fue asesinado hace tres años en Villa Gessel.
“¡Cómo hay gente!”, fue la reflexión de uno de los policías que prestan servicios en la Casa de Gobierno. Más de 400 personas se congregaron con carteles que tenían el rostro del joven. “Este es un caso que movilizó a todo el país por una sola razón: quiénes fueron los protagonistas. Un grupo de ‘chicos bien’ mataron a golpes a un hijo de inmigrantes trabajadores que soñaba con ser abogado y estaba estudiando para hacerlo. Los argentinos estamos cansados de ver los atropellos de la gente de poder”, aseguró Lucía Mendilaharzu.
No fue una marcha más. La movilización fue convocada a través de las redes sociales por los integrantes de la página de Facebook “Justicia por Fernando Báez” que tiene unos 7.000. Esta organización no cuenta con un referente. “Somos personas unidas por el espanto de este caso. No respondemos a nadie ni a nada, simplemente queremos estar al lado de los padres de este chico”, argumentó Lucía, miembro del grupo. “La verdad es que me llamó la atención la cantidad de tucumanos que están pasando por la misma. Ojalá que en algún momento nos reunamos todos para que ellos también encuentren una solución”, añadió.
Dudas y algo más
Alberto Lebbos, el padre de Paulina, cuyo crimen aún sigue impune, también participó de la movilización. “Este es un caso que conmovió a todo un país. Estos tipos de marchas se están registrando en todo el país porque los argentinos estamos al lado de los padres de ese chico. Creo que eso movilizó a la gente”, explicó el ahora comerciante.
El desarrollo del juicio también influyó en la convocatoria. Si bien no fue transmitido en vivo, las versiones, declaraciones de los abogados, alertaron a la gente. “No puede ser que ahora los jueces les crean que están borrachos y se agarraron de eso para soltarlos en los próximos días”. “Los van a dejar libre porque pusieron muchísima plata”. “Es un tribunal corrupto que sólo dejó hablar a los asesinos”. Esas fueron algunas de las frases que emitieron los más exaltados que terminaron sumándose espontáneamente a la movilización.
“En las viñas del Señor hay de todo. Nosotros no estamos buscando venganza, sino justicia. Ellos deben pagar por lo que hicieron. No es un homicidio más. Nos pusimos en la piel de esos pobres padres. Autorizaron a su hijo a que se fuera de vacaciones y volvió en un cajón. ¿Cómo no vamos a ponernos de su lado?”, señaló María del Carmen Ramírez, una de las mujeres que sólo paró de rezar para ser entrevistada por LA GACETA.
Julieta García es otra de las que participó de la marcha. Ella caminó sosteniendo un cartel en el que se podía leer “justicia para Fernando”. “No sé nada de leyes, pero creo que los jueces vieron demasiada prueba para condenarlos. La perpetua para esos chicos está cantada”, opinó la empleada de comercio. “La verdad es que es un caso muy doloroso para todos. Se arruinaron la vida por hacerse los malos, los picantes. A nadie le puede alegrar que un chico de su edad tenga que pasar 35 años en la cárcel. Pero la pena debe ser un mensaje para que no pase otra vez lo mismo”, añadió.
María Fernanda Ramírez, con la cabeza más fría, les dijo a sus compañeras que nadie debe prenderse de la estrategia defensiva de los acusados. “Ellos dijeron lo que tenían que decir. Que no planearon matarlo, sino que fue una pelea que se fue de las manos. Pero se contradijeron entre ellos y se terminaron incriminando. Hay que esperar tranquilos el fallo”, aseguró.
“Ese es el problema -la interrumpió García- no podemos estar tranquilos con la corrupción que hay en el país. A lo mejor estamos convencidos que recibirán la condena que merecen, pero de un momento a otro, todo puede cambiar”, explicó. “Hay que confiar en el Espíritu Santo. Él estará ayudándonos y todo terminará con una perpetua para los asesinos”, agregó Ramírez.
Una vigilia
El miércoles y el jueves, los acusados Máximo Thomsen, Luciano, Ciro y Lucas Pertossi, Matías Benicelli, Enzo Comelli, Ayrton Viollaz y Blas Cinelli escucharán los alegatos de todas las partes. Los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García, los acusarán de homicidio doblemente agravado por alevosía y el concurso de dos o más personas. Los querellantes Fabián Améndola y Fernando Burlando comparten la imputación. Si llegan a ser declarados culpables, serán condenados a perpetua.
El defensor Hugo Tomei, en cambio, buscó de todas maneras tratar de demostrar que no hubo premeditación y que se trató de una pelea común. Su estrategia es que lo condenen por homicidio en riña (contempla una pena de dos a seis años) o de homicidio simple (de ocho a 25 años).
“No estaremos tranquilos hasta que dicten una sentencia ejemplificadora. No hay dudas, debe ser perpetua sí o sí”, indicó Marcos Hernández. “Por las dudas, todo el país se movilizará no para presionar, pero sí para que los jueces sepan que los argentinos esperan un castigo importante para que esto no vuelva a suceder”, añadió.
A los minutos, se anunció que el 30 de enero volverán a movilizarse en la plaza Independencia a partir de las 19. La idea, según explicaron, es realizar una vigilia hasta el día siguiente para esperar la lectura de la sentencia.
Las pruebas en contra
- Las imágenes captadas por las cámaras de seguridad ubican a todos los acusados en la escena del crimen.
- A través de las imágenes de video se puede observar que el ataque mortal se registró 45 minutos después de que Báez Sosa salió del boliche. Hizo indica que los acusados estaban esperándolo.
- Con las declaraciones de los testigos y el análisis de las cámaras, existen indicios suficientes para determinar quiénes fueron los que agredieron a la víctima -no así quién aplicó el golpe mortal- y quienes fueron los que evitaron que defendieran al estudiante universitario.
- Pericias genéticas confirmaron que la sangre hallada en las prendas de vestir y en una zapatilla de uno de los acusados eran de la víctima.
- Las marcas que tenía Báez Sosa en el cuello eran de la planta de la zapatilla de uno de los acusados.
- Los videos no demuestran que los agresores hayan estado alcoholizados, como varios de ellos plantearon en la audiencia.
- El fiscal también descartó esa posibilidad al analizar los mensajes de textos que se enviaron los acusados. “No tienen ningún error, es muy poco probable que una persona alcoholizada escriba con tanto cuidado”, razonó.